El pasado 10 de marzo falleció a los 83 años David Viñas quien fue, en primer lugar, un hombre de izquierda durante toda su vida. Escritor, ensayista, dramaturgo, y profesor universitario de literatura; polemista de voz ronca y bigote inconfundible prefería ser llamado intelectual a escritor por su necesidad de pensar e intervenir en la construcción de su tiempo. Quizás por ello, prefería a Rodolfo Walsh antes que a Borges.
Padre de dos hijos desaparecidos por la última dictadura militar, fundó en 1953 la revista Contorno, junto a su hermano Ismae. Por su novela Un Dios cotidiano recibió, en 1957, el Premio Gerchunoff. En 1962 su novela Dar la cara gana el Premio Nacional de Literatura, premio que volvió a recibir en 1971 por su libro Jauría. En 1972, su obra Lisandro recibió el Premio Nacional de Teatro, y un año después Tupac-amaru el Premio Nacional de la Crítica. En 1991, David Viñas recibió y rechazó la Beca Guggenheim. "Un homenaje a mis hijos" argumentó ante el alboroto del circulo literario. Algunos de sus otros libros son: Los dueños de la tierra (1958), Cuerpo a Cuerpo (1979) e Indios, ejército y frontera (1982) donde aborda "la indagación sobre las formas de la violencia oligárquica...sobre todo la dominación oligárquica, la persistencia de esa dominación y sus múltiples manifestaciones en distintos planos de la historia nacional".
Despedimos a David, con esa sensación de perder un padre formativo y una referencia valerosa del pensamiento de izquierda.
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