El primero de mayo nació de la justa demanda de los obreros de todo el mundo para obtener una conquista laboral: la jornada de trabajo de 8 horas.
Esta conmemoración tiene el sentido histórico de la reivindicación de la clase trabajadora como tal, frente a la clase poseedora de los medios de producción y de cambio.
Han pasado 126 años desde los hechos en que la aspiración y la lucha de los trabajadores grabaron la histórica fecha en el corazón del movimiento obrero mundial.
El crimen de Chicago fue cometido a conciencia por jueces que no juzgaban los supuestos crímenes de los acusados sino su ideología, sus principios y sobre todo los ideales de emancipación de la clase trabajadora haciendo pagar a ocho obreros con su vida o la cárcel un delito inexistente.
Largo ha sido el recorrido del movimiento obrero mundial desde aquel 1ro de mayo de 1886 hasta nuestros días. Muchas han sido las experiencias que han ensayado los trabajadores en su camino de emancipación y liberación de la explotación del hombre por el hombre mismo.
Derribados los muros de las apologías al dogmatismo, el burocratismo y el autoritarismo así como el mito del fin de la historia, el triunfo inmodificable del neoliberalismo y la globalización capitalista; los oprimidos del mundo tenemos la responsabilidad - mientras continuamos diariamente con nuestras luchas diarias y parciales- de retomar y recrear las herramientas para la construcción de una nueva estrategia política que alimente un proyecto social más identificado con los sueños del hombre que busca respuestas al mejoramiento de la vida material, cultural y espiritual de la humanidad.
Desde nuestra modesta Casa del Pueblo intentamos sembrar un granito de arena en la concientización de esta necesidad de replanteo y creación política y cultural aprovechando esta cara fecha histórica en la que saludamos a todos los luchadores de ayer, de hoy y de siempre.
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